Un pequeño mundo de color gris, de forma irregular y de unos 100 km de diámetro. Y cubierto, además, de cráteres de impacto de todos los tamaños. Así es Lutetia, uno de los asteroides del cinturón de rocas que hay entre Marte y Júpiter y con el que se acaba de encontrar la sonda europea Rosetta, que ha obtenido por primera vez imágenes en alta resolución de este lejano testigo del nacimiento del Sistema Solar.
El encuentro entre la nave y el asteroide se produjo durante la noche de ayer, sábado, cuando la sonda pasó a sólo 3.162 km de distancia del objeto y enfocó hacia él sus cámaras durante una compleja y perfectamente calculada maniobra de aproximación que constituye, de por sí, un nuevo hito en la carrera espacial.
Hace ya dos años, Rosetta, especialmente diseñada para el estudio de esta clase de objetos, se encontró con otro asteroide, el Stein, y envió a la Tierra imágenes espectaculares de esa roca de apenas 5 km de diámetro. Fue el 5 de septiembre de 2008 y, en aquella ocasión, la sonda pasó a 800 km de su objetivo.
Lutetia, sin embargo, es un objeto mucho mayor y también más interesante para los científicos. Las imágenes muestran una superficie llena de cráteres, consecuencia de los múltiples impactos sufridos durante sus 4.500 millones de años de existencia. A medida que Rosetta se iba aproximando a su objetivo, sus detalles se iban haciendo más y más evidentes, entre ellos una gran depresión central en forma de esfera que confiere a Lutetia su peculiar forma irregular y alargada. Su cara más larga mide cerca de 130 km.
"Pienso que se trata de un objeto muy antiguo -asegura Holger Sierks, el investigador principal del instrumento OSIRIS - Esta noche hemos visto un remanente de la creación de nuestro Sistema Solar".
Las imágenes fueron obtenidas por el instrumento OSIRIS de la nave europea, que combina varios tipos de cámaras y que, en su punto de máximo acercamiento, ha sido capaz de mostrar detalles de cualquier punto de la superficie del asteroide con una resolución de 60 metros. Toda una hazaña científica, si se tiene en cuenta que el "cruce" entre el asteroide y la nave duró menos de un minuto y se produjo a una velocidad próxima a los 15 kilómetros por segundo, o lo que es lo mismo, a 54.000 kilómetros por hora.
Las cámaras, sin embargo, empezaron a trabajar horas antes del momento del encuentro, y siguieron haciéndolo después. El resultado es una impresionante colección de imágenes de enorme detalle que servirán para revelar la composición y características de esta "pieza sobrante" de nuestro Sistema Solar. Y también, por supuesto, impactantes fotografías como la que aparece bajo estas líneas y en la que se ve, detrás del asteroide, el planeta Saturno.
Lutetia constituye un misterio desde hace ya muchos años. Para los telescopios con base en Tierra que han intentado estudiarla, no ha sido hasta ahora más que un pequeño punto luminoso, prácticamente sin forma y de bordes borrosos.
Por algunas de sus características, recuerda a los asteroides de la clase C, objetos muy antiguos y primitivos, formados al mismo tiempo que el Sistema Solar. Por otras, parece un asteroide de la clase M, objetos ricos en hierro, normalmente de color rojo y que se piensa que son fragmentos del núcleo de objetos mucho mayores. Las imágenes de Rosetta ayudarán a decidir, aunque eso no será posible hasta que se realice un detallado análisis de los datos enviados por la sonda.
Poco antes del histórico encuentro, los científicos del control de la misión "despertaron" a todos los instrumentos de Rosetta de su prolongado letargo. De hecho, desde su encuentro con Stein la nave había permanecido en una especie de estado de hibernación, un procedimiento habitual que garantiza que la energía disponible (siempre limitada) sólo se utiliza en los momentos más necesarios. Ahora, una vez cumplido el objetivo, uno de los principales de su larga misión, Rosetta volverá a dormir hasta noviembre de 2014, fecha en que llegará a su destino final, el cometa Churyumov-Gerasimenko.
Entonces, y tras una larga y compleja maniobra de frenado, la sonda se situará en una órbita estable alrededor del cometa y lo estudiará con todo detalle durante varios meses. Incluso enviará a su superficie un pequeño módulo de aterrizaje, el Philae, que aterrizará en el núcleo y estudiará sobre el terreno su composición y características. El encuentro de ayer con Lutetia no es más que una etapa en el largo vieje de esta nave, que comenzó el 2 de marzo de 2004. Y también una prueba que demuestra que los complicados cálculos realizados para establecer su trayectoria son correctos.
Mientras, los investigadores desmenuzarán los datos obtenidos y enviados por Rosetta sobre Lutetia, a 455 millones de km de la Tierra. Hace apenas 24 horas, este asteroide era un lejano y desconocido objeto espacial. Ahora se ha convertido en un nuevo y cercano amigo.